¿Será esta lluvia de jueves la que me incendie?
Sus gotas queman los balcones de oro
y ennegrecen los vestigios de una paz hundida.
La primavera niega su inocencia, desnudándose,
enseñando los vapores de sal en sus muslos
y sus líquidos son ofrecidos en un altar de plata
Incesante, la gallina del cielo picotea las calles.
Vivaquean los escarabajos bajos las hojas
y el plomo de las nubes se derrite en cenizas
Me tumbo en un diván de esparto y miro dócil,
con mis ojos suspendidos en la cristalería
hacia una página invertebrada y translúcida
Se oyen los pies mojados, maltratando el asfalto,
niños con sobredosis de risas, calculando charcos
Los hilos de agua sucia merodean las aceras
¿Será esta lluvia de jueves la que mate mi sed?
Sus gotas dan vida a los balcones de oro
y limpian los destrozos del sol del verano
La primavera se tapa con túnica azabache,
ocultando la salada indecencia de sus muslos,
secando el líquido que le destila en rocío
La gallina se duerme entre las pajas de heno
Los escarabajos limpian sus negras tenazas
y las cenizas se transforman en nubes blancas
Despiertan los tejados
Despiertan azoteas
Despiertan los patios
Despiertan las doncellas
La ciudad huele a manzanilla
Y a dulce de membrillo.
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