¿Eres tú? El cuerpo añade grasas donde no debe y no te reconoces. Tampoco yo. El muerto estaba vivo y la libertad la retiraron hacía tiempo del diccionario sustituyéndola por "esto es lo que hay". Me desprendía del olor a libro y a fotocopia de apuntes de carrera, a fuerza de rozar mis manos por las barras de los bares y estampar mis huellas en el cristal de una jarra de cerveza. ¡Déjame un duro, que quiero escuchar a Suzi Quatro! Y la moneda copulaba con el juke box hasta que escupía "Can the Can". Humo y más humo, alguno de un color y de un olor distinto, como queriendo presumir de su origen exótico, más allá del Estrecho de Gibraltar. ¡Ya salen las dependientas de Galerías Preciados! ¡Qué bien olían! Perfumadas por esos tarros que pulverizaban la colonia como el espurreo de un niño. ¿Eres tú? Al menos la canción es la misma.
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