sábado, 28 de enero de 2012

Janine


Janine, tus dedos son puntas de alfileres
pellizcos de migas de pan tierno
pirañas inocentes que desdeñan la carroña.
Y tu violín, pecho de madera de una alondra
el canto de un mirlo en invierno
el murmullo fresco de un coro de mujeres.

Cuando el arco ataca con notas que se beben
el aire se levanta y duerme el viento
acariciando las dunas en noche de ronda.
Y como el perro que busca la sombra
así busca el oído el sentimiento
que derraman tus yemas cuando hieren.

¿Dónde nacieron tus nudillos? ¿De qué seres?
¿De qué materia viva se hicieron?
No conozco una sima marina tan honda
ni una montaña tan alta como mil lomas
que no se despierten con  tu aliento     
pidiendo que tus frágiles manos las alimente

Sobran las palabras y las coronas en la frente
El mendigo, el rey, los que te oyeron
pisan con devoción tu mágica alfombra
tu luz de música que a todos asombra
ráfaga de vivos acordes que son fuego
galope tendido de una manada de corceles

¡Qué no salga del violín ese ángel que duerme!
Janine,  sigue lanzando globos de besos
sigue con tu arrullo de gato de angora
No dejes pasar el tiempo, aún no es hora.
Eres Eurídice y todos somos tu Orfeo
y a todos nosotros, a todos, nos perteneces.

(poema dedicado a Janine Jansen, violista)




Foto del blog:
violinjunkie.blogspot.com

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