martes, 22 de mayo de 2012

La Piráfula (sainete absurdo)


Primer plano de la fachada de una escuela y de un letrero encima de la puerta de entrada donde puede leerse:”Escuela para niños casi superdotados”. En el aula, el profesor, Don Arturo, que viste una chaqueta marrón pasada de moda con algunas manchas de pringue en la manga y en la solapa, carraspea y pide silencio. En la clase, se sientan unos doce alumnos, entre niños y niñas, de edades comprendidas entre 13 y 15 años. De fondo se oye ruido de aviones, dando la impresión de que la escuela se encuentra próxima a un aeropuerto.

El profesor:

-Hoy hablaremos de la piráfula. ¿Alguien puede decirme algo sobre su significado?

Tras un momento de silencio, un niño, al fondo de la clase, levanta la mano

-¡Vamos a ver, Pedro! ¿Qué puede usted comentar al respecto?

-Bueno, Don Arturo, la verdad es que mis padres, bueno, más mi madre, siempre me recordaron que, bueno, la piráfula está dentro de nosotros como un órgano más.

-Sí, sí, como metáfora vale…pero… ¿podría usted describirla con más detalle?

-No, no podría.

-¿Algún otro ser vivo puede añadir alguna pista que nos guíe por la procelosa senda del conocimiento?

Una niña se levanta tímidamente y dice con voz meliflua:

-Don Arturo, la piráfula, a mi modesto entender, entraría a formar parte de las…

(Sin dejarla acabar)

-¡No, no y no! ¡La piráfula, es suficientemente independiente y no necesita que se la encaje, encuadre, enmarque o lo que se os ocurra, en cajón de sastre o esquema alguno!

-¡Yo he dibujado una piráfula! Dice en voz alta Calleja, un niño con gafas de pasta gruesa.

-A ver, a ver – se muestra interesado el profesor y echa un vistazo al papel que le presenta el niño.

-¡Válgame Dios, Calleja! ¡Cómo se le ocurre! La piráfula no puede representarse de ese modo ni por asomo. Ande, ande, rompa ese papel y no comente con nadie lo que ha hecho. Por nuestra parte no saldrá de aquí este disparate.

-¡Reviego! ¿Que puede usted aportar acerca de la piráfula?

-Yo...yo...pues...si me lo permite, Don Arturo, creo que como manifestación extrínseca de la pubertad podría…
(De nuevo interrumpe Don Arturo)

-¡Ya estamos! ¡Extrínseca! y... ¿por qué no intrínseca? ¡Pubertad! ¡En que estará usted pensando Reviego! ¡¡Si le oyera su padre! Déjese de buscar tres pies al gato. La piráfula ni es extrínseca -se acerca al oído del niño y susurra en voz baja: ni siquiera, escúcheme bien Reviego, es una manifestación– subiendo el tono de voz: ni la pubertad tiene una influencia destacable en su identidad.

-Don Arturo, ahora que he oído la palabra padre, me viene a la memoria que el mío me dio esta mañana este sobre para usted (otro niño le alarga un sobre que el profesor abre con curiosidad)

-¡Hombre! ¡Dos entrada para los toros! ¡Y en barrera! ¡Dé usted las gracias a Don Guindo Yagüe, su padre de usted! Y ya que estamos en relajada conversación ¿que puede decirme, Alfonsito Yagüe, de la piráfula?

-¡Don Arturo! ¡Se supone que la acción de darle este sobre me eximiría de una pregunta que implicara un aprieto para mi persona!

-¡Tiene usted razón, Yagüe junior! Pasemos a Bernardo que lo veo muy callado y circunspecto allí en la esquina.

-¡Qué! ¿Algo que añadir sobre la piráfula?

-¡Ay Don Arturo, no tengo mas que palabras de agradecimiento para usted! Yo aquí, esperando que usted se dirija a mí y por fin me llega este sublime momento Mi madre me dice que debo darme a valer...pero esta timidez me mata. Creo que no seré capaz nunca de quitarme este complejo de bulto sospechoso en el que nadie repara. Me siento transparente y…

-¡Basta ya Bernardo! ¿La piráfula?

-La piráfula, Don Arturo, me tiene sin sueño. Cuando usted ayer dijo que hoy hablaríamos sobre ella, no pude pegar ojo. Incluso me he orinado en la cama, cosa que no hacía desde hacía tres años

(Risas en el resto de la clase)

-Silencio! ¡Dejad la risa para el recreo!

(El profesor se tapa la boca con una mano intentando que no le note que aguanta la risa)

-Continúe, Bernardo, ¿y...?

-Pues, la pirá... (El niño tose, se atora y no puede seguir su explicación)

-Déjelo. Pasemos a Felisa. ¡Felisa!

-Pues...la piráfula, si nos remontamos a la época en la que las técnicas de desarrollo iniciaron el proceso de la mayor y más fértil etapa en la que los seres humanos descubrieron que no sólo con la implantación de los conceptos perifrásticos de un lenguaje…


-¡Ya empezamos con las simplificaciones! La piráfula es algo más que todo eso. No ha entendido usted nada de la materia ingente que colabora en la factorización de las enmiendas.

(Don Arturo da un giro brusco y señala a otro alumno con el dedo)

-Por amor de Dios, Genaro, ponga en claro la piráfula porque hasta ahora nadie ha sabido comprender no solo su importancia sino una descripción que se aproxime a su auténtica realidad.

-Dos Arturos, digo Don Arturo, la piráfula no puede ser objeto de discusión. Pienso que todos debemos concebirla como lo que es y no por los queremos que sea.

-Muy bien, Genaro, va usted por la senda correcta...pero ¿podemos estimular los sentidos sin detrimento de la razón? Piénselo bien antes de contestar.

-En absoluto, Dos Arturos, perdón, don Arturo. Me remito a las tesis sobre el protoplama del Dr. Enric Mastrovanni.

-¡Muy bien! Pero...le falta ese pequeño salto entre la comprensión y la absorción intelectual del hecho en sí. ¿Debemos acercarnos a la piráfula sin remordimiento? No conteste Genaro, que ya lo hace Koska, la rusa.

-Я русский, и я провожу учителя в кожу моих трусиков

(Traducción aproximada: soy rusa y me paso al profesor por el forro de mis bragas)

-Sigo sin entenderla, señorita, desde que reinició usted la lengua rusa después de haberla olvidado por completo.

(El profesor da dos pasos y se dirige a otro niño)

-Señorito Verlasco, ¿con qué confundiría o con qué podría usted confundir una piráfula?

-¡Por favor, don Arturo! ¡La piráfula es inconfundible!

-¡Muy bien Verlasco! Pero, en el hipotético caso de que…

-No hay hipotético caso que valga, Don Arturo y disculpe mi atrevimiento. La piráfula siempre se distinguiría por su propia esencia.

-Ya, ya… Verlasco y por supuesto no disculpo su atrevimiento rayano en la más descarada ineducación, pero la esencia “per se” no hace distinguible a las cosas. Si fuera así nunca nos equivocaríamos al elegir a un presidente o a un partido en las elecciones. ¡Váyase con su esencia a la mierda, señorito Verlasco, y no lo tome usted a mal!


(Suena un timbre que señala el final de las clases)

-¡Se acabó! Mañana, aprovechando que ya todos conocemos y nos movemos con soltura con la piráfula, seguiremos con otro tema que guarda estrecha relación con ella: El Piñón de Brito. Buscad información en las enciclopedias y traed un breve resumen a doble espacio…o mejor…a triple espacio.

Un avión sobrevuela la escuela haciendo un ruido ensordecedor.

FIN

1 comentario:

  1. No puedo contenerme. Las carcajadas me inundan la piráfula del hipotálamo.

    Brillante absurdidad. Se lo explico a los gamusinos en el café del desayuno.

    Empiezo el día riendo contigo. Los andrósferos que esperen. Un abrazo de su parte también.

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