Apoyado en la barra del pub, el hombre miraba fijamente a una joven de pelo azabache recogido que jugueteaba con el vaso largo de algún combinado. Ella le devolvía la mirada a tragos y con un gracioso movimiento desabotonó la parte superior de su camisa negra de encajes, dejando al pairo el prometedor inicio de un busto generoso. Dio libertad a su cabello hasta los hombros y posó con intención sus labios en el borde del vaso. Mientras él mantenía la mirada, imantado, en la sensual silueta de la joven, rozándose el labio inferior con el pulgar, el camarero le cambió, sin que él lo viera, el whisky por un té con leche.
Después de un largo intercambio de ojos, él, con su mano izquierda tomó el asa de la taza de té y bebió un sorbo tras el cual gritó, ¡CAMARERO! ¡Añade un poco de leche fría que esto está que arde!
Ella se recompuso, dio las gracias al camarero y se dirigió hacia la salida sin mirar al hombre, que le devoraba los pasos con el té en la mano. Una vez en la calle, la joven anotó en su cuadernillo de trabajo estadístico, los resultados de otro caso más de la estupidez de los varones.
….Y es que los hombres somos así.
Esa joven llevaba 15 bares a la hora que te encontró. Su trabajo de investigación de tesina es sobre "propiacepción y sexismo".
ResponderEliminarTe advierto que posteriormente recogió los mismos datos para el estudio una compañera de aspecto menos sensual y cuyo trabajo es sobre " comportamiento del hombre al sentirse utilizado".
Me ha gustado tu texto. Me ha hecho sonreír, como viene siendo frecuente con tus micros.
Un abrazo
Interesante ese segundo estudio que sería tema para otro micro. En fin, dejemos la guerra entre sexos sólo para el humor. Gracias por seguir el blog.
ResponderEliminarUn abrazo