Este relato corto lo he sometido a la "trituradora" del tiempo, respetando el espacio. Puede considerarse un ejercicio de prácticas que pretende retorcer una idea a la que al autor le da vueltas pero sin decidirse a plasmarla en un orden concreto.
El espacio es un parque y dentro del parque, un banco y un ambiente de risas infantiles. El personaje principal se desvela de manera más clara en la última versión. Juan, el jardinero, es un personaje secundario pero fundamental en el relato. El autor, en primera persona, no es más que un artista invitado que sirve de correa de transmisión del texto.
Versión 1 (presente)
Me siento todas las mañanas en ese banco. Se encuentra perfectamente orientado. Si está ocupado, espero con paciencia de pie, alejado unos metros. Leo la prensa, veo a los niños jugar alrededor de la fuente y a sus madres preparando con amor unos bocadillos que compartirán con las palomas. El guarda del parque suele echar algunas parrafadas conmigo e intuyendo una amistad, ya consolidada por el tiempo, hoy se sinceró contándome lo siguiente:
No me lo creí, pero desde entonces me siento en el banco de enfrente.
Versión 2 (a saltos)
La primera vez que visité este parque me resultó tan entrañable que lo consideré como una prolongación de mi casa. Aún era demasiado joven para pensar en el futuro pero mis ojos se adelantaron y ya entonces me veía, como hoy, sentado en este banco ojeando la prensa y disfrutando de un impagable coro de risas infantiles. Durante años, Juan, el guarda del parque, me hablaba de su padre con un cóctel de nostalgia y rabia. Y mientras sus labios dejaban escapar gotas de dolor, su mirada parecía perderse bajo el banco que yo, tiempo después, abandonaría por otro, respetando su recuerdo.
Versión 3 (Versión inversa)
Con una mezcla de incredulidad e inquietud, decidí cambiar de lugar cuando Juan, el guarda del parque, al que me unía una amistad cincelada por el tiempo, señaló con un dedo el banco del parque donde yo me sentaba todas las mañanas, afirmando:
-"Ahí debajo yace mi padre" Y se restregó los ojos con los dedos índice y pulgar de su mano derecha..
Los niños, en competencia con las palomas, devoraban los bocadillos preparados con el cariño que sólo puede engendrar una madre. Sus manitas chapoteaban de vez en cuando en la fuente salpicándose agua unos a otros.
Versión 4 (flash back)
El soldado apunta con su fusil y dispara a la cabeza del hombre cuya gorra ensangrentada salta por los aires. Varios niños, ajenos al drama, arrastran juguetes de lata y sus alegres gritos se confunden con la estampida del disparo.
¿Son los mismos niños que oigo ahora cantar alrededor de la fuente?
Todo el pueblo conocía que este bucólico parque se construyó en la explanada llamada "de los muertos" concluida nuestra guerra civil. Cuando por boca de su hijo Juan, el guarda del parque, supe que aquel fusilado yacía bajo mi banco, nunca más me atreví a profanarlo.
Pues de las cuatro versiones, me gustan las cuatro.
ResponderEliminarEn todas consigues dar una idea clara del tema que persigues. En todas arrastras al lector-espectador a un posible parque construido sobre las consecuencias de una guerra cruenta. En todas invitas a ponerse en el lugar de narrador, y no sentarse en ese banco.
No podría elegir. Como pasa con los hijos.
Un abrazo.