martes, 6 de marzo de 2012

¿Donde?

¿DONDE?

¿Dónde están los ángeles vestidos de azul
que acompañaron las noches de mi infancia?
¿Y esas madres con harinas en sus manos
consumidas por horas de trabajo?
¿Qué habrá sido del profesor de historia
que puso en orden mis años confundidos?
No recuerdo la primera vez que acaricié un perro
ni el primer bostezo de una tarde aburrida.
Mis tejidos ya no son los que nacieron
mis lágrimas se secaron en la última batalla.
Pienso con la lenta marcha de un tren correo
y dejo circular mis palabras en las vías de enero.
Las hojas de un periódico sin fecha, sin nombre,
envuelven mis campanas que yacen calladas.
Vislumbro a lo lejos el pan con chocolate
y las tortas de aceite con azúcar tostada
Una adolescencia de mayonesa cortada,
mesas de café adornadas con bellas rodillas
Virutas de tiempo escupidas en la niebla,
escaparates con guiñapos de paja y heno,
olor a orina de gatos, perfume de los tejados,
brechas de cantos rodados y cristales.
Sol y más sol calentando una cabeza hueca
espigas de trigo atravesadas en la garganta,
escarceos limando el pecado de la indecencia,
sexo en inútiles mandobles de pubertad.
Mentir por mentir, callar por callar, o gritar,
huyo de lo próximo, rumbo a la lejanía
y mientras más me alejo, menos me encuentro

¿Será posible distinguir el pasado del futuro?
Ambos son tierra de nadie, pisada o por pisar

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