Buscando regalos de Reyes, su mirada se detuvo en una muñeca moteada de polvo que descansaba entre otras más lustrosas y protegidas por cajas de colores. Vio en la muñeca su propia cara de niña reflejada en porcelana. Hasta la ropita era la misma que llevaba en esa foto infantil que aún conserva. Preguntó su precio y el dependiente, de porte inquietante, contestó: La vendo por 30 € pero si es para usted...y dijo una cantidad escandalosa. Es el precio de acariciar su propia infancia, añadió.
Publicado en Relatarium el 2-12-2011 firmado como country49
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